¿Cómo empezó ima?

IMA es un proyecto que parte de la experiencia personal y el interés por ciertos temas como la feminidad, el arte, la filosofía y la salud. Aquí te contaremos cómo empezó esta aventura y cuáles son nuestros proyectos para hacer crecer este sueño que hoy compartimos.

Esta soy yo

Soy Ana, una joven que, como todas, vive en medio del mundo, tiene su trabajo profesional, su misión apostólica y ama compartir con amigos y familia. Empecé mi carrera universitaria con gran entusiasmo y movida por mi espíritu artístico, sin embargo mientras cursaba 4to semestre, encontré un compañero que caminaría conmigo el resto de mi vida: el dolor.

Padezco una enfermedad crónica que me acompaña en el día a día, se llama fibromialgia. El dolor es parte de mi vida, como también lo es el amor, el arte, la espiritualidad y un gran deseo de aprender de la realidad en que vivo. Lejos de ser un impedimento, la enfermedad se ha convertido para mí en un maestro de vida que diariamente me enseña cómo escuchar a mi cuerpo y a mi alma, para encontrar el equilibrio físico, psíquico y espiritual que necesito, de manera sana y natural.

No creas por eso que mi vida está atada a una continua queja o pasar atada a una cama. Llevo una vida del todo normal y me apasionan los temas relacionados con la salud y el bienestar al convivir con dolor crónico, tengo una debilidad hacia todo conocimiento y saber filosófico, el arte y todos los temas relacionados con la mujer. Además de mi carrera en música y mi especialización en el área de la salud mental, realicé mis estudios en filosofía, con especial interés en los temas relacionados al ser humano y su naturaleza, es decir la antropología filosófica. Además, soy una enamorada de la belleza en todas sus manifestaciones artísticas y espirituales, especialmente la música, las artes plásticas y la literatura.

Soy católicas y misionera en un apostolado de sanación llamado Hospital de Almas María de la consolación, lo cual me ha llevado a buscar una formación constante que me lleve a poner en práctica lo aprendido siendo coherentes en mi actuar con los valores éticos y cristianos que rigen nuestras vidas.

No encontré lo que andaba buscando

Entre los muchos temas que llamaban mi atención estaba la visión cristiana acerca de la feminidad, la vocación, la familia y también un sector de la sociedad que me parece ha sido bastante olvidad: los solteros.

Mis conocimientos en el área terapéutica, sumados a la gran inquietud intelectual y a los desafíos del siglo XXI, fueron la semilla de este proyecto.

Al principio, lo enfoqué todo hacia el tema de la feminidad. Específicamente, empecé a buscar cómo vivir en plenitud el ser mujer, reconectar con mi cuerpo de manera sana y crear vínculos armoniosos con los demás. En esta aventura, descubrí que somos una obra de arte que Dios ha creado y que esa belleza debe ser vivida y compartida en medio de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, todo lo que buscaba en cuanto a salud femenina, círculos de mujeres y valoración personal, estaba siempre marcado por tendencias New Age o feministas radicales. Así mismo, al indagar sobre estos temas en terrenos más espirituales, caía siempre en espacios referentes a la sexualidad y fertilidad en el matrimonio o la castidad en la vida consagrada, pero no había nada enfocado para alguien como yo: una chica joven en búsqueda de su vocación.

Esto me llevó a cuestionarme mucho, al no estar casada ni ser religiosas ¿Significa que no debo meterme en temas referentes a la feminidad? ¿Qué es exactamente la feminidad? ¿Está la feminidad exclusivamente en el campo de la sexualidad? ¿cómo podemos conectar con nosotras mismas, la creación y el Creador a través de nuestro cuerpo?

Estas y muchas otras preguntas me llevaron a crear un espacio en el cual poder cuestionarnos abiertamente, sin miedos ni tabúes y, a la vez, con respeto, pudor y reverencia ante un asunto tan relevante y bello como es ser mujer.

Lo que cambió en un avión

Con el proyecto en mente, pero sin llegar a concretarse, mi vocación fue asentándose cada vez más, hasta que no tuve ninguna duda de que el Señor me ha llamado a servir como misionera en el Hospital de Almas María de la Consolación. Tras una misión fuera el país, viendo claramente cómo el aposotlado crecía y Dios me llamaba a entregarme por completo a su obra, le di mi sí incondicional a Mamá María.

Esta respuesta fue un arrebato de amor en el vuelo de regreso, eso sí, recordándole al Señor que me ocuparía de sus asuntos, pero que Él debía ocuparse de los míos. Vino entonces a mi cabeza el proyecto de IMA, no tenía claro qué hacer, si debía seguir invirtiéndole tiempo o si debía abandonar la idea. Fue entonces cuando vi las cosas con claridad.

Lo que yo había concebido como un espacio de mujeres para mujeres, era sólo una hojita de todo un árbol frondoso. El buen Dios puso ante mí los talentos que me ha dado, los estudios que me ha permitido realizar y las necesidades de tantos que no podían cubrirse solamente con un proyecto enfocado en el ciclo femenino

Más involucrados

Comprendí que el árbol completo abarcaba a todo quien lo necesitara: hombres, mujeres, jóvenes, consagrados, etc. El proyecto de mujeres era sólo una de las ramas que debía formar un todo con varios proyectos más.

De ahí vino la idea de formar distintas «Zonas» en las que se recopilaría el material para cada necesidad. Además, este material podría complementarse con mi experiencia dando cursos y charlas online. De modo que se comenzaba a abrir un horizonte enorme.

A dónde va todo esto

La palabra IMA, es un vocablo que en hebreo quiere decir mamá. De hecho, es el modo cariñoso como Jesús llamaba a su madre. Vendría a ser el equivalente a decirle “mami” o “mamita”. Hemos adoptado este término porque creemos que “mami” hace referencia a esa persona incondicional, esa mujer capaz de dar la vida por sus hijos, que sabe de renuncias y sacrificios, pero también de cariño y ternura. El amor de madre, más aún de María la mejor de las madres, sería el hilo conductor del proyecto, el cual ayudaría a encontrar el equilibrio y sanación que cada persona busca.

IMA busca ser ese espacio donde cada uno de nosotros, pueda descubrir esa belleza interior que nos abre hacia el mundo de una manera tan única y especial. Sólo cuando indagamos con cuidado y respeto, con los pies bien puestos en el suelo y el espíritu orientado hacia lo alto, se nos descubre una dimensión irrestricta en la que encontramos las realidades trascendentes hacia las que se orienta nuestra existencia. Esa dimensión la llamamos intimidad.



Eso es IMA. Hacia allí se dirige este proyecto: hacia el descubrimiento de la propia intimidad, para adentrarnos en ella y desde allí abrirnos a los demás, al mundo y a Dios. Queremos generar un espacio donde poder expresarnos libremente, buscando la verdad hacia la que se dirige el intelecto y el bien al cual tiende la voluntad. Sabemos que la contemplación y expresión del arte y la belleza son un modo fabuloso para adentrarnos en ese espacio íntimo y personal y además, somos conscientes de cuánto bien nos hace compartir las experiencias personales con otras personas que se encuentran en la misma búsqueda.

Este proyecto es un sueño que se está gestando y del cual te invitamos a ser parte. Queremos compartir talleres, charlas, espacios terapéuticos, artísticos y sociales, para vivir plenamente las gracias y la sanación que Mamá María quiera alcanzarnos. Pero, sobre todo, queremos abrir un camino para vivir de la mano, sin perder nuestra identidad personal, pero a la vez, sin sentirnos solos…sabiendo que en todo lo que viene por delante estaremos ¡juntos!

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