Una monja que sabía del tema

Santa Hildegarda de Bingen fue una monja nacida en el año de 1098 en Alemania. Desde muy niña tuvo varias experiencias místicas, pero, sobre todo, se destacó por un afilado don de conocimiento que le permitía conocer las propiedades de todo lo creado. Es así como, en pleno siglo XII, esta santa y doctora de la Iglesia llegó a conocimientos médicos y científicos que aún a día de hoy siguen impactando a la humanidad. Además, sus explicaciones sobre sexualidad y fisiología femenina, nos dan muchas pistas para comprender a profundidad nuestro cuerpo y nuestro ciclo.

Quién fue Santa Hildegarda

Hildegarda fue la décima hija de una familia noble alemana de fines del siglo XI y, según las costumbres de la época, fue entregada desde su nacimiento como diezmo a Dios, de modo que estuvo siempre consagrada como oblata para ofrecer su vida sólo a actividades piadosas.

Fue encomendada al cuidado de Judith de Speinheim, una noble de la época que la instruyó en la vida religiosa y de quien fue discípula en la comunidad que empezó a formarse al amparo de unos monjes benedictinos. A la muerte de su maestra, fue elegida por unanimidad como abadesa del pequeño convento al que no dejaban de llegar vocaciones.

Desde muy niña tuvo visiones y conocimientos místicos que creía eran comunes para todo el mundo. Ella los explica como una gran luz en que se mezclaban colores, formas música e imágenes que le daban una explicación de todo lo creado. Movida por esta luz divina, Hildegarda comenzó a escribir todo cuanto le era revelado, componiendo así varias obras que contienen desde explicaciones teológicas hasta conocimientos de ciencias naturales y medicina. Su sabiduría no pasó desapercibida y su fama se extendió rápidamente por toda Europa, convirtiéndose así en un referente para obispos, reyes y potestades de la época.

Hildegarda falleció pasados los ochenta años y su memoria fue perdida hasta más de ochocientos años después, cuando se recuperaron sus escritos y se confirmaron con los avances científicos actuales. Fue canonizada por Benedicto XVI, quien en el año 2010 dedicó a ella algunas de sus catequesis, siendo así la primera mujer en ser presentada en las Audiencias Generales presididas por el Papa. En el año 2011, el mismo Papa la nombró doctora de la Iglesia y una año más tarde la inscribió en el libro de los santos al Canonizarla.

¿Tabú en la edad media?

Santa Hildegarda, fue hija de su tiempo, pero no por ello de una mentalidad retrógrada y cerrada. Sin tabúes ni pelos en la lengua, esta monja expresó abiertamente en sus escritos cuanto conocimiento tuvo acerca del ciclo femenino.

En primer lugar sorprende encontrar que en sus revelaciones no nos encontramos con un Dios malo y castigador que castigue a la mujer y la declare impura. Al contrario, en la primera de sus obras, el Scivias, encontramos un Dios que es Padre y conoce el dolor que causa el parto y que cada mujer sufre durante los días de su periodo. Por lo que, con ternura, invita a cuidar de manera especial a las mujeres durante esos días y en ningún caso alejarlas de los lugares de culto como se acostumbraba en la época:

Del mismo, modo, con gran belleza y delicadeza, Hildegarda define la menstruación como un árbol que se prepara para dar fruto: El flujo del menstruo de la mujer es verdor y floración para procrear, para que tenga fronda en su prole, porque como el árbol florece por su verdor y tiene fronda y da frutos, así también la mujer, con el verdor de los flujos de la menstruación saca las flores y frondas del fruto de su vientre. (Causae et curae 226)

Basada en las afirmaciones hipocráticas, la medicina antigua se sostenía en la teoría de los humores, la cual expresa que el cuerpo humano se compone esencialmente de cuatro sustancias conocidas como humores, que deben mantenerse en equilibrio para evitar las enfermedades.


Hildegarda expresa en su libro Causae et curae que el flujo de sangre en la mujer se produce cuando todos estos humores se agitan y explica también que en la mujer confluyen más humores que en el varón. Siendo muy conocedora de la psicología femenina, nuestra santa sabe que las mujeres somos capaces de mantener varias operaciones y pensamientos a la vez, lo cual nos lleva a vivir sometidas a un grado mayor de estrés. Hoy en día esto se explica mediante la gran cantidad de sinapsis que realiza el sistema nervioso femenino y todas las hormonas y neurotransmisores que segrega.

Fisiología y psicología femenina

La psicología femenina es un misterio colmado de belleza, en el que se manifiesta de manera palpable la unidad que tenemos entre nuestro cuerpo, mente y espíritu. De este modo, cuando algo nos afecta en nuestro mundo espiritual o emocional, va a repercutir en nuestro cuerpo, alterando especialmente el ciclo menstrual.

Santa Hildegarda explica que la tristeza es una de las causas por las cuales cesa la efusión de sangre, llegando así a dejar de menstruar. Esto puede ser corroborado por la ciencia hoy en día, ya que se sabe que la depresión, la ansiedad y el estrés causan amenorrea (interrupción del periodo), por los cambios hormonales que provocan. Por el contrario, la alegría y el equilibrio se reflejan en un ciclo normal en su duración y flujo. En ciertas mujeres jóvenes, muchas veces las gotas de su flujo de sangre, reducen mucho la efusión de la sangre a causa de la tristeza, porque las venas que portan esta sangre hasta la efusión del flujo se contraen con los suspiros y comienzan a secarse. Por otra parte, también la menstruación se abre muchas veces por la alegría, lo mismo que en verano un árbol florece con el sol y da fronda. Y así como el viento frío, el hielo y el invierno congelan las hojas y las ramas de los árboles, también muchas veces la tristeza seca los flujos de sangre que debían manar de la mujer. (Causae et curae 228)

Continuando con las explicaciones de Hildegarda, encontramos también que la menstruación normal es un indicador de salud, pues cuando hay enfermedad en el cuerpo de la mujer, dice ella que “falla la menstruación”. Además podemos tomar como clave la importancia que ella le da a ciertas operaciones que ocurren en el cráneo y que son las causantes de la menstruación. Recordemos que en la época de Hildegarda no habían los avances neurológicos que tenemos hoy, gracias a los cuales sabemos que el hipotálamo y la hipófisis (ubicadas en el cerebro) son los responsables de la segregación de la hormona folículo estimulante y luteinizante, responsables de nuestro ciclo menstrual.

Hildegarda habla también de cómo la mujer mediante la menstruación deja ir todo aquello nocivo que va acumulando a lo largo del mes, de modo que puede renovarse para continuar siendo fuente de vida y armonía en su hogar y la sociedad. Esto es lo que, poco a poco vamos conscientizando al vivir nuestro ciclo de manera más plena, pues sabemos que todos los meses tenemos la oportunidad de dejar fluir todo aquello que hemos ido acumulando a lo largo del mes, para recomenzar con mayor energía y ánimo al empezar un nuevo ciclo.

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